jueves, 7 de mayo de 2015

POSMODERNISMO.

Que tal, ya hace tiempo sin aplicarle al botanero, pero lo prometido es deuda, en esta ocasión comparto un fragmento de un articulo escrito por la Dra. Zoe Valdomir, que me pareció muy interesante a cerca de la crisis de los valores morales y éticos que todos percibimos de estos tiempos en que estamos viviendo, que se han dado en llamar post modernidad.


El hombre posmoderno comienza a sentir que el proyecto moderno es muy arduo y no lo acepta más diciéndose: dejemos la roca abajo y disfrutemos de la vida ya que ésta es muy corta para desperdiciarla así. Se abandonan entonces los ideales y se decide disfrutar del presente con una actitud despreocupada. 

Es el tiempo del “YO”. Tras la pérdida de confianza en los proyectos de transformación de la sociedad piensa que sólo cabe concentrar los esfuerzos en la realización personal y comienza a sentir que es posible vivir sin ideales. Lo importante es conseguir dinero, mucho dinero, no importa como; disfrutar la vida al máximo; mantenerse lo mejor posible. Aún la familia pasa a un segundo lugar. 

El símbolo de esta época es Narciso, el hombre enamorado de si mismo que deja transcurrir su tiempo admirando su imagen en la fuente. Los grandes principios éticos y morales de la modernidad dejan de ser universales.


 Y son los medios de comunicación, en gran medida, los responsables de estas transformaciones ya que ellos han permitido la salida a la superficie de las voces de todas las culturas, de todos los subgrupos, con sus diferencias de perspectiva de los hechos que permiten conocer al momento las tremendas dificultades de millones de personas para sobrevivir en el mundo actual, o las terribles perversiones de otros que con un gran monto de agresividad nos asaltan diariamente desde pantallas del televisor, los diarios y la radio. Y estas diferentes perspectivas generaron la caída de una visión unitaria del mundo, de su historia y sus valores, lo que lleva a buscar “la libertad de hacer la mía” sin respetar los derechos del otro. Entonces aparece el “esto no se arregla más, no me concierne, no puedo hacer nada,…”, siendo la juventud fundamentalmente la que se ve arrastrada en esta manera de sentir al considerarse aislados e incomprendidos al tiempo que no comprenden tampoco lo que está pasando y tratando de diferenciarse transgreden y desdeñan las normas de la sociedad exigiendo con violencia lo que ellos entienden “su verdad y sus derechos”. La violencia que se ve en el cine, la televisión, Internet, y también en la calle se suma a una educación tanto familiar como formal cada vez más devaluada. 


También por los años setenta comienzan a aparecer los llamados libros de autoayuda que impulsan a aumentar el amor por si mismo lo cual fue en muchas oportunidades mal interpretado. Por ejemplo insistían en “tú eres la persona más importante para ti mismo” lo cual no es lo mismo que “tú eres la persona más importante” que muchos interpretaron, olvidando que los derechos de cada uno terminan donde comienzan los de los demás. 

Asimismo llevaron a la presentificación de la vida. Todo tiene que lograrse “ahora”, “ya” se olvida del valor de la afirmación de Kierkegard –“La vida sólo puede ser comprendida mirando para atrás y sólo puede ser vivida mirando para adelante”. Al futuro se lo ve lejano, quizás improbable. Por un lado la ciencia, la medicina van ganando batallas a la enfermedad, pero los jóvenes se mueren cada vez más temprano en accidentes de todo tipo, o por tremendas enfermedades que irrumpen o reaparecen como el sida, el Ébola, el dengue y en guerras o en catástrofes naturales. Entonces ¿para que preocuparse e hipotecar años en un futuro impredecible? a la vez que se desvaloriza el pasado la experiencia y los valores admitidos.

Se resta importancia al otro y a su esfuerzo. Paradigmas de la sociedad como los médicos y los maestros son atacados y desvalorizados, tal como lo estamos viviendo en el presente en nuestro medio, aunque también es cierto que ellos han cambiado muchas pautas de su actuar.
El hombre posmoderno obedece a juicios múltiples y contradictorios entre sí. En lugar de un yo común lo que aparece es una pluralidad de personajes que dejan su huella, aunque por poco tiempo (a disfrutar los quince minutos de fama que les corresponde). Esas razones serán entonces cambiadas rápidamente y lo que en la modernidad se vivía con tensión y conflicto ahora se vive sin drama ni pasión, excepto que sea un partido de fútbol.


Dra. Zoe Valdomir

Leer el artículo completo:

Gracias por pasar!, actualmente su servidor esta en gira por cuestiones laborales, pero no es pretexto para dejar de aportar algo a este su espacio, un saludo especial a mis amistades y familia, nos veremos pronto!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

danystraits@gmail.com