El fenómeno de los encuentros cercanos del tercer tipo es una característica folclórico-social de los países industrializados que se solidificó definitivamente tras la inmediata posguerra. Uno de los primeros casos de encuentros con tripulantes de naves no terrestres ocurrió en Braxton, Virginia Occidental en 1952. Esa noche cerca del mencionado pueblo cayó un meteoro en un cerro.
Un grupo de adolescentes que vio caer al objeto se preparó para ir a recogerlo. Pero una vez que llegaron al sitio oscuro y neblinoso, refieren que se encontraron con una entidad de otra clase. Se encontraron con un ser de unos tres metros de altura, de piel roja, ojos brillantes como faros y a modo de capucha llevaba una estructura en forma de as de espadas. En ente no se mostro hostil, pero ello no impidió que el grupo de muchachos huyera despavorido colina abajo. Una vez que la autoridades policiacas fueron informadas del hecho y se iniciara la investigación, no se encontró nada en particular en la cima del cerro. Aunque existen casos que desafían al pensamiento racionalista, lineal y determinista, creemos que en este caso en particular la respuesta se encuentra más cercana a la sugestión. Es decir, para el mentado caso, el grupo esperaba ver “algo”, un algo que viniera del espacio exterior. Por experiencia propia, los ojos de los animales del bosque se ven aún más brillantes en las noches neblinosas.
Sin entrar en reflexiones profundas, la aparición de seres nocturnos que atormentan a la humanidad de diversas formas ha sido una constante en la historia. Tal es el caso de lo súcubos, pequeños demonios que visitaban a su victima cuando ésta dormía y se sentaban en su pecho, provocándole asfixia temporal y una perturbadora visión. Otras entidades nocturnas como Lilith y Naama hebrea, los genius romanos, los daimones griegos, “la llorona” mexicana, las hadas celtas, etc., expresan temores del subconciente que son expresados, concretizados e interpretados a través de una construcción social folclórica.
No es gratuito que los pueblos nórdicos denominaran a la noche como el soplo de la muerte. Es decir, tal evento nocturno desconocido y aterrador en su momento y contexto era interpretado de acuerdo a la tradición. Si se escuchan voces, gritos nocturnos o luces en los bosques de Gran Bretaña del siglo VI ciertamente podría interpretarse de acuerdo a sus marcos interpretativos como la cercanía de las hadas o una incursión de las banshees. En la actualidad el mismo evento puede ser interpretado como el preámbulo de una abducción extraterrestre. Quizá el fenómeno extraterrestre se encuentre mas ligado con alguna forma de psicosis esquizofrénica del inconsciente, orillada y detonada por el tipo de vida individualista que es impuesto.
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