lunes, 27 de diciembre de 2010

Reducción de la población mundial

Una drástica reducción de la población para salvar el planeta

Una drástica reducción de la población del planeta resolvería los problemas ambientales. Esto es lo que propone la corriente de 'Ecología Profunda', cuyo fundador, el reputado filósofo noruego Arne Naess, acaba de fallecer a los 96 años. Pese a sus ideas radicales, el que fuera catedrático de la Universidad de Oslo de 1939 a 1970, está considerado uno de los principales filósofos noruegos del siglo XX. Sus teorías han sido acogidas por diversos grupos de ecologistas radicales.

"Tenemos el objetivo no sólo de estabilizar la población humana, sino también de reducirla a un mínimo sostenible", afirmaba Naess en una entrevista realizada para el libro 'Deep Ecology for the 21st Century'. "Pienso que no necesitaríamos tener más de mil millones de personas para tener la variedad de culturas que teníamos hace 100 años", defendía.

Este pensamiento ecológico, fundado en 1973, concede la máxima prioridad a la protección del planeta y a la preservación de los sistemas ecológicos, donde todos los seres vivos —incluido el hombre— tienen el mismo valor (lo que se conoce como igualdad biocéntrica).

Legalizar el aborto, fomentar la anticoncepción, la vasectomía y la esterilización masiva de mujeres —sobre todo en zonas de alta tasa de natalidad, como África— o las nuevas formas de matrimonio como el grupal y poliándrico (que proporciona la vida en familia pero sin muchos hijos) son algunas de las medidas que proponen los seguidores de la ecología profunda para resolver los problemas ambientales. "Incluso llegaron a cuestionar la ayuda económica a países pobres porque decían que era mejor dejar actuar a la naturaleza", lamenta Martínez. A todo esto hay que sumarle el dilema ético de ¿quién elige cuánta gente sobra? y ¿quién decide quienes son los que sobran? Naess, que fundó la Escuela de Oslo y fue catedrático durante más de 30 años, era un seguidor del filósofo panteísta Benito Espinosa y de ahí su interés por convertir la naturaleza en una religión. Por ALMUDENA MARTÍN (SOITU.ES)


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