Mientras prácticamente toda la comunidad internacional tarde o temprano ha acabado posicionándose en contra Gadafi, al dictador libio aún le quedan un apoyo claro: Hugo Chávez. El mandatario venezolano asegura que no hay pruebas de que Gadafi sea un asesino y ha llegado a ofrecerse como mediador para solucionar el conflicto libio para “evitar que los Estados Unidos invadan” el país norteafricano.
Ambos mandatarios gobiernan -o han gobernando- países con enormes reservas energéticas, que les han permitido tener a su alcance recursos económicos y materiales con los que asentar su férreo poder y tener mayor protagonismo en la esfera internacional del que gustaría a muchos países occidentales. Además, ambos han revestido de consignas revolucionarias y de un discurso antiimperialista —antiyanqui- políticas y mandatos autoritarios, arbitrarios y despóticos. Los dos dirigentes no han tenido empacho en utilizar la violencia indiscriminada contra la población, así como tolerar e incentivar la creación de grupos armados, con la excusa de salvaguardar la revolución. Además, son comunes sus coqueteos —más o menos explícitos- con el terrorismo internacional, al que han apoyado activamente —Gadafi ordenó personalmente el atentado de Lockerbie en 1988, en el que murieron 270 personas- o por omisión —en el caso del gobierno venezolano, con las FARC o la misma ETA-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
danystraits@gmail.com